La enamorada arrancó las flores, se las metió en la boca y las masticó. Las espinas, pequeñas, le hicieron sangrar la lengua. Boca enrojecida, mujer loca y muerta de miedo. Tragó, dolía todo el cuerpo. La mirada fija en un árbol muerto. Se abrazó a su tronco, ya desnuda, y lloró.
Encontraron su cuerpo los ciervos.
jueves, 2 de septiembre de 2010
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