Bailó entre los arlequines de la noche, rozándolos con su cuerpo.
Eran los hombres del sueño de una reina perdida.
Hombres disfrazados.
Siguió galopando entre ellos, la cabeza aturdida de ruido y vacío.
Bailó.
Hasta que encontró un espejo.
domingo, 15 de agosto de 2010
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