viernes, 26 de marzo de 2010
La búsqueda de la estrella
Por suerte no hace frío; la noche se deja caminar tranquila, con pasos lentos que me dejan degustar la tristeza y vagabundear. Nunca camino sola de noche sin rumbo. Hoy sí. Hoy no tengo opción. Creo que me estoy arrastrando. Pienso en algún cuerpo caliente al lado mío, pienso en la muerte, en mi hija todavía no nacida, en mi dolor, en la calle sucia que se me pega a las sandalias y en mi pelo desordenado. No quiero llegar, no necesito llegar a ningún lado y tampoco tengo a dónde ir. Mi casa es ahora un conjunto de cuatro letras. Nada más. Palabras. La noche le ganó a las palabras, me aplastó y me obligó a caminar despacio. La bala esta vez no me rozó, puedo ver el agujero negro en mi pierna que sangra y sólo me provoca aullidos cada vez que piso. Niña chueca y perdida en una noche oscura.
Alguien, más tarde, te encontró.
Besos.
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